domingo, 19 de septiembre de 2010

La Torta


Erase una vez una torta de chocolate, esta fue hecha especialmente para el cumpleaños de Manuel un niño de 5 años, su sabor favorito era el chocolate y esta torta era exactamente lo que deseaba, se veía tan deliciosa que con sólo contemplarla podías saborearla.
Lo que Manuel no sabía es que esta torta no quería que se la comieran, ella no quería que su vida terminara así, apenas acababa de salir del horno. Cada niño de la fiesta miraba la torta como samuro a la carroña.

La fiesta transcurrió rápidamente. O bueno todo transcurre rápido cuan está predestinado a morir prematuramente como era el caso de la torta. Los niños corrieron jugaron pero finalmente el momento llego. Las luces se apagaron haciendo el ambiente más lúgubre, todos rodeando la torta como vándalos preparados para atacar, lo primero que ella supo es que unos palos encendidos la atravesaban llenándola de un calor infernal, todos empezaron a vociferar alaridos parecidos a maullidos de gatos. “¿Es qué matarla no era suficiente?” Pensó la torta. Las notas discordantes cesaron, todos se abalanzaron sobre Manuel abrazándolo y felicitándolo mientras su madre con cuchillo de carnicero laceraba la torta, ella grito sin voz mientras pedazo a pedazo fue cortada, como cerdos con lujuria de carne, los niños se comieron sus partes desapareciendo el cadáver.

El Lápiz

Erase una vez un lápiz. Así comenzaban todos los libros, todas las buenas historias eran así, con un lápiz, un papel y una aventura. Pero esta, en vez de ser llevada atreves de un lápiz, seria vivida por uno. O amenos eso esperaba Julián. Julián era el lápiz o mejor dicho el amigo del afamado escritor Christopher. Desde que el primer libro de Christopher fue escrito, él siempre había tomado a Julián para escribir las primeras páginas de su novela, como una especie de ritual de buena suerte. Pero ahora Julián estaba a punto de llegar a su fin, sólo le quedaban dos centímetros más de grafito y esto no sería suficiente para que Christopher siguiera escribiendo sus novelas, eso no podía ocurrir, los mundos que Christopher mostraba atreves de sus escritos eran magia en estado puro y privar de esa magia al mundo debería ser un pecado capital. Julián no dejaría que eso pasara él sería el héroe ahora y encontraría la manera de que Christopher pudiera continuar con su ritual de la suerte y sus libros seguirían siendo escritos y celebres como lo fueron desde un principio.

Julián rodó de una meza en la que se encontraba, cayendo al piso de manera dolorosa, pero nada de esto le importo, buscaría un sustituto para el ritual de Christopher, un sustituto para él mismo, otro lápiz igual a él que permitiera que los mundos imaginarios de Christopher se traspasaran al papel.

Tuvo la aventura de su vida. Quién diría que una simple casa seria igual de caótica y excitante q los las fantasías que redactaba Christopher. Había sido perseguido por un gato o más bien una quimera psicópata con complejos sadistas que no lo dejo tranquilo hasta masticarlo como chicle y jugar con en una danza diabólica. Luego de que el maldito animal se cansara de su tortura Julián se había enfrentado a la señora de la limpieza, que lo estuvo arrastrando por toda la casa entre unas cerdas empolvadas y finalmente lo recogió entre el polvo y la basura depositándolo en una bolsa plástica, tuvo que hacer un esfuerzo hercúleo para perforar la bolsa y escapar, si no sólo dios sabe dónde estaría en estos momentos. Julián entendía mejor porque Christopher tenia que escapar a eso mundos fantásticos, sí el viviera en un lugar tan caótico como este se la pasara meditando todo el día o… Tal vez drogado. Ya finalmente, cuando creyó que toda su travesía seria para nada, en una esquina polvorienta - ¿Es qué la señora de la limpieza sólo se concentro en maltratarlo y no limpio para nada? -, vio un amarillo pollito resaltar entra tanta oscuridad. Al acercarse vio en efecto que se trataba de otro lápiz, lotería su aventura había terminado.

El otro lápiz se llamaba José, fue abandonado en esa esquina por tanto tiempo que ya se había olvidado de cuanto fue exactamente. Julián se lo llevo a la meza de trabajo de Christopher.

Cuando Christopher fue a escribir Julián miro con tristeza como era remplazado, ya no formaría parte de la creatividad ya no contemplaría los lugares fantasiosos de Christopher.

Pero algo que nunca contemplo paso, Christopher tomo a Julián entre sus manos y lo contemplo por largo rato, luego lo coloco en un cofre de cristal al lado de su escritorio con la perfecta vista asía la hoja de papel. Julián estaría siempre hay, siempre seria parte y podría seguir al lado de Christopher al momento que este escribiera.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Podrida lengua cortada.

¡Bla. Bla. Bla!

Susurros
acechantes.

Cubriendo todo.

Sé la realidad.

Irreal.

¡
Bla. Bla. Bla!

Mudo.

Gigante nariz.

¡
Bla. Bla. Bla!

No eres más que "¡
Bla. Bla. Bla!"

Hipócrita

Vuelve a hablar hipócrita.

A mentirme tiernamente con melodiosa vos tintineante campana de cascabel.

El esfuerzo agotador de dejar la casa de cristal bien pulida, brillante pero el más mínimo viento la termina en escombros, sólo déjala ser ella reluciente por si misma.

Constantes sombras detrás de las palabras.

Telarañas entretejidas cada vez más enredadas.

Y la luna es la promesa repetida en tus labios.

Nuestro días se llenaron de amarillo.

La lengua encarcelada entre los blancos barrotes de hueso, bien custodiada por los dos carnosos guardianes.

Calla boca hipócrita, deja de hablar.

La Luz más brillante que el mundo nunca vera.

Ser faltante.

Ausencia del no presente.

Expulsión.

Vacío de lo lleno.

Apagado.

Ojos que no verán.

Bienvenida fatal.

Apagado

Tu sangriento cadáver se arrastra en mi cara.
Los restos quedan en mi interior.
Se escucha en el viento el grito del nombre que te dí pero nunca pude darte.
Los botones de flor arrancados de raíz con restos de tierra todavía fértil.
Tristes están los pétalos esparcidos por el suelo.
Machacados.
Desmembramiento latiente. EL pulso de la vida no alumbrada.
Forma no conclusa del destino no circular en el incumplimiento del contrato.
No fuiste bien recibido. Pobre de ti.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Pollito


Era hace una vez un pollito multicolor, tan hermosas eran sus plumas que hacía envidiar a los cielos de su esplendor. Julia su madre, lo sostuvo en sus alas, deslumbrada por su belleza.
    - Arcoíris será tú nombre - Susurro suavemente para no agitarlo.
Arcoíris fue creciendo y poniéndose más hermoso. No había gallina el corral que se resistiera a sus encantos. Julia observaba esto con disgusto y consternación, las maneras galantes de su hijo no hacían más que recordarle a su padre, un innombrable mujeriego que le importaba más lo que llenaba sus pantalones que su propia carne y sangre.

Arcoíris era un soñador que no entendía de razones ni escuchaba a nadie, estaba cansado de sus limitaciones, de las exigencias morales de su madre, de la presión constante por un miedo del pasado referente a un gallo que no conoció, que nunca conocería y que no sería más que los cinco mil Bolívares que tenía en el bolsillo.

Arcoíris se canso de esperar, de acatar órdenes y de ser constantemente vigilado, salió a la calle a buscar nuevas metas, y respirar aires con olores diferentes de los de una pequeña granja que no hacía más que delimitar. No miro atrás cuando marcho, no quería recordar su casa y las cálidas alas de su madre que lo sostuvieron tanta veces cuando necesito llorar y consejo.

Lo primero que hizo al irse de la granja fue comprarse un helado, Este le supo a libertan y a un mañana con nuevas promesas.
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