Dedicatoria

Tomo esta entrada para decir que mis últimos dos poemas están dedicados para mi amigo Andrés. Porque él es una de las pocas personas que conozco que entienden el placer del fuego. Me inspire en él y estos dos poemas son para él.

Fuego.

Sólo lo desahogo.

El calor me envuelve cual amorosa madre, protector. Todo lo malo se quema.

Cándida amante encendida, sellas el maleficio dejando sólo placer.

Pequeña chispa diezma un sin fin de sombras. Los colores carmesí moviéndose con vida propia, lamiendo los problemas, eliminándolos.

Brillante ángel de la guardia, protector no restrictor.

Tan bueno, tan temible. Cual amor, espejo de dos caras, ojos dispares, rojo y azul.

El tornado negro se aleja, quemando la esencia a humareda.

Tácito recuerdo sin malestar.

El placer más grande sólo existe entre las llamas.

Dolor.
Problemas.
Combustible.
Chispas.
Todo Arde.
Pedazo a pedazo.
Crujiente.

El humo ahoga.

Se quema.

Pedazo a pedazo.

Calor extasiando.

Lo veo desaparecer.

Consumirse.

Pedazo a pedazo.

Sólo quedan cenizas.

No hay nada por que llorar.

Se lo lleva el viento.




Pedazo a pedazo.

Fácilmente borrado, nada puede recuperarlo.

Se ha ido.

Paz.