Vuelve a hablar hipócrita.
A mentirme tiernamente con melodiosa vos tintineante campana de cascabel.
El esfuerzo agotador de dejar la casa de cristal bien pulida, brillante pero el más mínimo viento la termina en escombros, sólo déjala ser ella reluciente por si misma.
Constantes sombras detrás de las palabras.
Telarañas entretejidas cada vez más enredadas.
Y la luna es la promesa repetida en tus labios.
Nuestro días se llenaron de amarillo.
La lengua encarcelada entre los blancos barrotes de hueso, bien custodiada por los dos carnosos guardianes.
Calla boca hipócrita, deja de hablar.
jueves, 9 de septiembre de 2010
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