viernes, 24 de febrero de 2012

Un cuento.

Primero que todo quiero darles de nuevo las gracias a todos los que han participado en las actividades del blog y que han puesto su granito de arena para que crezca un poco más cada día. Desde hace tiempo prometí que subiría un cuento propio, y pues ahí va, me interesa mucho sus opiniones acerca de él.


Desvanecimiento.

Afuera en el inmenso paraje, la noche estaba verde como poema de Lorca, el miedo me inspiraba unas ondas de calor y frío. Aquí en la selva, la muerte te esperaba en cada esquina como la luna en el cielo, vigilante, expectante. Aterrado entre en la casa para apartarme de mis auguradas parcas. La cabaña en la que resido estuvo abandonada por mucho tiempo; cosa que me había parecido poéticamente correcta, ella no le pertenecía a nadie y yo no le pertenecía a nadie, nos podríamos hacer mutua compañía.

 Apenas contaba con los servicios básicos, una estufa, una cama, un pequeño cuarto de baño y una chimenea, tome un carbón para avivar el fuego casi extinto. La lluvia se desencadenó en el exterior y sordos sonaban los relámpagos a mis oídos cansados. 

Había venido a vivir al Amazonas en un intento de alejarme de la monótona vida de la ciudad, tan predecible como un deja-vu. Un día, en un pasado que parecía una ilusión de lo lejano, me encontré a mí mismo sentado en un cubículo con un centenar de papeleo por hacer, envejecido y a donde quiera que mirara todo era gris. 

No quería ser uno más transitando en el sendero, como las vacas caminado rumbo a la boca de la víbora. Quería colores, flores cuyos pétalos  emularan al arcoíris, pero todo era verde y el poder vivir aquí era inimaginablemente duro, que más que vivir era subsistir.

Mis dedos se encontraban agarrotados y fríos como piedras de río, y los brazos estaban llenos de laceraciones en carne viva, fruto del tratar de encontrar comida en el bosque un trabajo de todos los días, adentrarme en cavernas y ríos ya era para mí igual que cruzar la calle.

Me recosté en mi pequeña cama arropándome con un par de viejas mantas,  tome una botella de cerveza y el amarillo líquido me recordaba a los ojos de una mujer de mi vida pasada. Roxana - Suspiré -. Su nombre sonaba más familiar a mis oídos que el mío. 
Podía verla parada frente a mí mirándome con sus ojos como gemas de citrino, con su negro y largo cabello recogido en una trenza, envuelta en un largo vertido azul que recorría finamente todas sus curvas, delicada, así me gusta recordarla, una imagen de la urbanidad, cuando la vi por ultima vez estaba de helada plata, una imagen fría e inerte, una imagen muerta. 

Me bebí el contenido de la botella de un trago sumiéndome en un sueño del que esperaba despertar junto a Roxana.



3 comentarios:

  1. premios en mi blog :)

    pasa cuando quieras.

    Por cierto, lo siento por ya no haber hecho la entrada de las frases romanticas pero el internet se me fue por esos dias :(

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  2. Lo sientooo!! pero hice la entrada de los premios en la madrugada y ya no lei tu historia...pero ya lo hice! y está muy interesante..me gustan las metáforas :D aunque, ¿los deja vus son predecibles? ¬_¬ a mi me toman por sorpresa XD okeey

    Está genial y me gustó porque no tiene faltas de ortografía -o se me pasaron de alto- pero a comparacion del que tienes en "mis escritos" este es mil veces mejor...te felicito :))

    Respecto al premio, igual a mi me lo habian entregado pero no tenia el juego de las preguntas asi que te invito a que las respondas :)

    ...o me sentiré mal U__U'

    Saludos.

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  3. A ok vere en que entrada puedo anexar las preguntas.

    Si es que los de "mis escritos" fueron editados y corregidos por un linguista y no los he subido de nuevo pero planeo hacerlo XD

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Esto no te toma ni dos minutos y hace muy feliz a una persona <3

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